
El aguacate: sano, sí… ¿pero te lo estás comiendo bien?
Este alimento se ha ganado una fama impresionante en los últimos años. Lo vemos en tostadas, ensaladas, batidos e incluso en postres. Y no es para menos, porque está buenísimo y tiene muchas propiedades interesantes. Pero ojo, que no todo es verde esperanza en este fruto. Vamos a repasar lo bueno y lo no tan bueno del aguacate.
Lo bueno del aguacate (y por qué mola tanto)
- Grasas buenas: El aguacate es rico en grasas monoinsaturadas, las mismas que tiene el aceite de oliva. Estas grasas ayudan a mantener el colesterol a raya y son buenas para el corazón.
- Vitaminas y minerales: Lleva un buen combo de vitamina E, vitamina C, potasio y ácido fólico. Vamos, que alimenta bien. Además, su contenido en fibra ayuda a mejorar la digestión y a sentirse saciado por más tiempo.
- Sabor y versatilidad: No nos engañemos, parte de su éxito es lo bien que queda en cualquier plato. Su textura cremosa y su sabor suave combinan con todo.
Lo que no te cuentan (o no se dice tanto)
- Es bastante calórico: Aunque sea saludable, el aguacate tiene muchas calorías. Un solo aguacate mediano puede tener unas 250-300 kcal, que es casi lo mismo que un bocadillo pequeño. Si estás intentando controlar tu peso o hacer un déficit calórico, mejor controla la cantidad.
- No tiene mucha proteína: A veces se cuela en dietas fitness como si fuera un súper alimento completo, pero lo cierto es que apenas aporta proteínas. Si tu objetivo es ganar músculo o mantenerlo, el aguacate no puede ser tu fuente principal. Está bien como complemento, pero no sustituye a una fuente proteica real como el pollo, los huevos, el tofu o las legumbres.
- Puede pasarse de moda y subir de precio: Aunque no es algo nutricional, el aguacate también se ha convertido en un producto “de moda”, y eso a veces hace que se dispare el precio y no todo el mundo pueda permitírselo a diario.
Entonces, ¿lo como o no?
Sí, claro que sí. El aguacate es saludable y delicioso, pero como todo en la vida: con cabeza. Disfrútalo, pero no te comas tres al día pensando que es lo mismo que una ensalada. Como parte de una dieta equilibrada, es un lujo… pero sin pasarse.